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¿Ley de Inteligencia Artificial? Nuevas Perspectivas para los Abogados en Chile

Lawyerpress News

Ariel Wolfenson.

Existe en todo el mundo, tanto jurídico como en otras áreas del conocimiento humano, un interesante debate sobre los impactos y aplicaciones de la Inteligencia Artificial (IA), el cual ha tomado nuevos aires ante surgimiento de plataformas innovadoras como Chat GPT. 


Estas tecnologías han generado una discusión y conversación rica en aspectos tanto legales como filosóficos, sobre la necesidad de regular estos avanzados algoritmos. Este debate no es nuevo; evoca discusiones anteriores sobre la robótica y la animación digital, todas ellas centradas en la preocupación persistente sobre el reemplazo de trabajos humanos por máquinas, una inquietud que ha perdurado desde la creación de la primera computadora durante la segunda guerra mundial. La trayectoria histórica de la IA y su evolución nos obliga a reconsiderar constantemente sus implicaciones éticas, laborales y sociales.


Uno de los paradigmas claves y contemporáneos de la aplicación de IA es su utilización en la creación artística. Aquí, surge una disputa significativa sobre la autoría y la originalidad de las obras generadas por algoritmos en comparación a las creaciones humanas. 


Este debate ha llevado a la comunidad artística y legal a cuestionar si las obras creadas por IA pueden ser consideradas genuinamente nuevas, y atribuibles -en cuanto autoría se refiere- a un ser humano en específico, o si son en cambio, meras derivaciones de trabajos preexistentes de otros artistas imposibles de reclamar sobre ellas derechos. 

La cuestión de la autoría o titularidad plantea importantes interrogantes sobre los derechos de propiedad intelectual en la era digital y sobre cómo protegemos y valoramos la creatividad humana frente a la capacidad generativa de las máquinas. La IA en el arte no solo desafía nuestras concepciones de originalidad y creatividad, sino que también nos obliga a replantear las normativas legales y éticas que rigen estos ámbitos. 


En un entorno dinámico y en rápida evolución como el actual, los desafíos presentados por la IA requieren un marco regulatorio claro y bien definido que delimite su uso y aplicación. Los principios propuestos por el Servicio Nacional del Consumidor de Chile (SERNAC) podrían servir como guías fundamentales para una futura regulación. Estos principios destacan la importancia de la no discriminación, la transparencia en las decisiones algorítmicas, el bienestar humano, el respeto a los derechos humanos y la rendición de cuentas por parte de los creadores de sistemas de IA. La adopción de estos principios es crucial para asegurar que el desarrollo y la implementación de la IA se realicen de manera ética y responsable, protegiendo los intereses de la sociedad en su conjunto. Sin perjuicio de lo anterior, todavía esta regulación parece muy general y abstracta, no existiendo certezas ni acuerdos sociales suficientes para comprender, ni menos regular la ola de tecnología que nos invadirá los próximos años.


Observando el escenario internacional, la IA, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se define como sistemas máquina-basados con la capacidad de hacer predicciones, recomendaciones o decisiones que afectan tanto entornos virtuales como reales. Aunque no existe una definición única y universalmente aceptada de IA, se reconoce que estos sistemas deben cumplir con ciertos criterios de autonomía, adaptabilidad e interactividad para ser considerados verdaderamente como inteligencia artificial. Estas características distintivas permiten que la IA interactúe con su entorno y aprenda de manera continua, lo que la convierte en una herramienta poderosa y versátil con aplicaciones potenciales en una amplia gama de sectores, desde la medicina y la educación hasta la industria y el entretenimiento.


Desde una perspectiva empresarial y de política pública, la necesidad de un marco regulatorio claro y robusto para la IA se hace cada vez más evidente. La implementación de normativas que garanticen la transparencia, la responsabilidad y la equidad en el uso de la IA es fundamental para mantener la confianza del público y asegurar que los beneficios de la IA se distribuyan de manera adecuada. Los principios y directrices establecidos por organismos como la OCDE y el SERNAC proporcionan una base sólida sobre la cual construir estas regulaciones. Además, es crucial que estas normativas se mantengan flexibles y adaptables, permitiendo ajustes y mejoras a medida que la tecnología y nuestra comprensión de sus impactos evolucionan.


En resumen, la evolución de la IA plantea interrogantes éticos, legales y prácticos fundamentales que deben ser abordados con políticas adecuadas y una regulación informada para asegurar un uso responsable y equitativo de esta tecnología en beneficio de la sociedad en su conjunto. La implementación de un marco regulatorio robusto es esencial para mitigar los riesgos asociados con la IA y maximizar sus beneficios, promoviendo así un futuro en el que la tecnología y la humanidad puedan coexistir armoniosamente. La IA tiene el potencial de transformar radicalmente nuestras vidas y sociedades, y es nuestra responsabilidad colectiva garantizar que esta transformación se realice de manera justa, ética y sostenible.


Será labor de los abogados en Chile y el mundo, avanzar con propuestas, reflexiones y también decisiones sobre el devenir jurídico de las nuevas formas de inteligencia.


Puede leer la columna directamente en el siguiente enlace:


https://www.lawyerpress.com/2024/09/02/ley-de-inteligencia-artificial-nuevas-perspectivas-para-los-abogados-en-chile/



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